Vamos demasiado deprisa.
A un tren, a una cita, a una reunión, vayamos donde vayamos, siempre vamos con prisas. Es cierto que el reloj corre y no deja atrás a nadie, pero no por eso tenemos que ir tan deprisa.
Vamos tan deprisa, que no nos damos cuenta de las cosas que nos rodean. Por ejemplo, yo siempre que voy con prisas a un sitio sólo veo a mi alrededor las cosas que me interesan: la hora en el móvil, un semáforo rezando para que no se ponga en rojo, que la máquina para coger el billete vaya más deprisa, etc.
Pero hoy, que he podido ir caminando despacio por la calle, sin ninguna prisa, me he estado fijando en mi alrededor: el sonido de los tacones de una mujer que tenía detrás de mi, una conversación entre una pareja paseando al perro, la gente que estaba cenando en un restaurante, un chico cantando en medio de una plaza.. pero también he visto a la gente que va con prisas.
Y realmente me da pena, no porque vayan deprisa, sino porque no se dan cuenta de las cosas, los sonidos, las sensaciones que hay a su alrededor.
Tenemos que dejar de ir tan deprisa, tenemos que fijarnos más en lo que hay a nuestro alrededor, disfrutar cada momento, cada sensación, cada risa. Vida solo tenemos una.
Seguro que hay gente que piensa: es fácil decirlo. Es cierto, pero, haced una cosa. Un día que no tengáis nada que hacer salid de casa, dar un paseo, sentaros en un banco donde haya un rayo de sol, pero observad las cosas que tenéis a vuestro alrededor.
Valen oro.
Atentamente, Dulce.
martes, 16 de enero de 2018
Reflexiones de Dulce #1
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Una reflexión muy bonita.
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